Naturaleza y vida silvestre
Para que las personas prosperen, la naturaleza también debe hacerlo. Dependemos de ecosistemas sanos y biodiversos que nos proporcionan todo tipo de cosas, desde alimentos y agua potable hasta protección contra inundaciones, medicamentos esenciales y almacenamiento de carbono. Pero la naturaleza se enfrenta a una crisis existencial: desde los bosques talados casi en su totalidad, los océanos acidificados hasta las costas cargadas de plataformas petrolíferas y los campos rociados con pesticidas, los delicados ecosistemas sufren daños irreparables o han desaparecido por completo, al igual que las especies que los habitan. El NRDC está trazando un mejor camino hacia el fortalecimiento de las leyes de conservación, al promover políticas que limiten los impactos industriales en nuestras tierras y aguas públicas, además de trabajar con socios locales e indígenas para crear un acceso más equitativo a la naturaleza y preservar los lugares que no sólo apreciamos, sino que necesitamos intactos para luchar contra la crisis climática.
Nuestras prioridades:
Vida silvestre
A estas alturas, se reconoce ampliamente que al menos un millón de especies de animales y vegetales se enfrentan a la extinción —muchas de ellas en apenas unas décadas— si la gente no obliga a los gobiernos y a las industrias a limpiar sus actos. Medio millón de especies terrestres carecen de hábitat suficiente para sobrevivir. Y las especies marinas han desaparecido de sus hábitats al doble de velocidad que las terrestres. Por supuesto, los humanos no existen independientemente de la naturaleza. Un millón de extinciones pendientes es una enorme amenaza para nuestra propia existencia en este planeta. Debemos seguir luchando por la vida silvestre.
Bosques y tierras
Los ecosistemas sanos no sólo proporcionan un hábitat crítico, aire y agua limpios, control de inundaciones, seguridad alimentaria, suelos sanos y regulación de enfermedades, sino que también capturan y almacenan enormes cantidades de carbono. Debemos promover políticas que preserven la naturaleza como una solución climática potente y esencial, al tiempo que abordamos nuestra crisis de biodiversidad y garantizamos soluciones equitativas para todos. Junto con los líderes indígenas y otros socios locales, apoyamos los esfuerzos para salvar ecosistemas críticos, como el bosque boreal de Canadá, y lugares sagrados como la Gran Región del Chaco de Nuevo México y la Meseta de Atacama de Chile, de la explotación insostenible de la madera, los combustibles fósiles, el litio y otros recursos. Debemos continuar con la protección de los paisajes preciosos, luchar por marcos de protección forestal equitativos a nivel mundial, defender las leyes medioambientales fundamentales —como la Ley Nacional de Política Medioambiental— y trabajar para promover la autodeterminación de los pueblos indígenas en sus tierras.
Océano
Los océanos, que cubren más del 70 por ciento del planeta, contribuyen a regular el clima, a limpiar el aire, a alimentar al mundo y a dar sustento a millones de personas. También es una fuente de energía para la mitigación del cambio climático, ya que absorbe alrededor de una cuarta parte del carbono que emitimos. Pero nuestro mar no es omnipotente: la sobrepesca, la explotación en busca de petróleo y gas, ahogado por la contaminación y con peligrosos niveles acídicos a medida que las aguas se calientan. El NRDC está decidido a cambiar la situación. Luchamos por políticas federales y estatales y por tratados internacionales de conservación que ayuden a proteger los ecosistemas marinos críticos para el clima y las especies amenazadas, que permitan la recuperación de las pesquerías y que levanten las comunidades costeras vulnerables.
Agua dulce
Los ríos, lagos y humedales cubren menos del 1 por ciento de la superficie de la Tierra, pero sustentan una extraordinaria diversidad de vida: Aproximadamente el 10 por ciento de las especies los llaman hogar. La gente depende de los ecosistemas de agua dulce para todo, desde el agua potable y la pesca hasta la natación y el control de las inundaciones. Muchos humedales son también enormes almacenes de carbono, por lo que su conservación es una solución natural para el clima. Desde que ayudamos a aprobar la Ley de Agua Limpia en la década de 1970 en Estados Unidos, continuamos en la lucha por un suministro de agua seguro y suficiente y por acciones que mantengan la contaminación fuera de los ecosistemas de agua dulce, en beneficio de todos.
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